UN PASEO POR LA IMAGINACIÓN ASILVESTRADA

lunes, 28 de octubre de 2013

CON EL ALMA HUIDA



Mis pies arrastrándose por el asfalto.
Caminando entre autómatas.
Sin saber adónde voy y en mil despertares perdido.
Tras la senda entre la nada y el vacío.
Le doy a mi alma perdida una patada sin remedio.
Desprendida de mí ya no aguantaba la cerrazón de mis huesos.
¿Adónde fue a parar?.
Se largó de estos mundos sin corazón.
Y ahora transito por la vida con el cuerpo sumido en la tristeza.
Veo miles de rostros que pululan ajados de desesperanza.
Con el orgullo fallecido que circula en cascada por los subsuelos.
Millones de invisibles circuitos electrificados radian sus mentes.
Alienado voy mas lucho con mis fuerzas flaqueadas para hallar el alma liberada.
Espíritu que te vas aquí me dejas en este andar a ciegas a la búsqueda de la oscuridad.
Tal vez, quizás, puede ser que hayas encontrado el lugar donde se aposenta la paz, la armonía, la poesía, el comienzo sin fin de la imaginación.
Espérame que yo ahora iré al reencuentro de tu incandescencia perdida.
La mirada de Luzbel bloquea, paraliza, embrutece.
Son las seis de la mañana todo el ejército somnoliento en pie esperando el hurto global.
De la nada se compra el infierno para mantenernos drogados y encadenados.
Tras la revista de la estupidez humana teñida de rosa las cabezas se rellenan de negras cucarachas.
La levedad de tu invisibilidad me llama a la guerra.
Busco esa armonía desconocida que de este paraje muerto que habito inadaptado estoy.
Tus 21 gramos de felicidad hallada reclaman la soledad de mi cuerpo.
A la búsqueda de otro rincón allá voy.

EL MAÑANA QUE NO EXISTE



Le dijo la Pereza a la Prisa.
-Deja para mañana lo que puedas hacer hoy.
Y fue el mañana que se convirtió en hoy y lo dejaron para… mañana.
Y siempre será hoy y nunca el mañana.
Y todo quedó por hacer.

jueves, 24 de octubre de 2013

NOS MATAN



Cientos de miles de personas fallecidas a las puertas de la Europa Infierno.
Nos Matan.
El poder de la rapiña y la esclavitud les deniegan auxilio, los fusilan y arrasan sus tierras.
Nos Matan.
Días pasan y hoy como ayer los medios de manipulación mental silencian a los sacrificados.
Nos Matan.
Tiempo robado, salarios de hambre, vidas esclavas, campos yermos de sosa cáustica.
Nos Matan.
Vidas asalariadas, exterminados por el trabajo explotador, máquinas de triturar personas.
Nos Matan.
Niños hambrientos, carritos empujados por hombres y mujeres recolectando poluciones en ciudades muertas.
Nos Matan.
La bota rompiendo espinazos, tus pies amputados de andar por asfaltos quemados, la vida se va por la senda de la humillación, el desahucio, la  tiranía globalizada.
Nos Matan.
Ondean banderas patrias enormes que matan a la belleza y su libertad.
Te Matas.
Estadios llenos de gente gritan furibundos el triunfo del ocio caníbal, gregarios de la náusea consumista, autómatas de obediencias compulsivas.
Te Matas.
Ejércitos portadores de pantallas y micros que ametrallan, someten, dominan el pensamiento.
Te Matas.
Oigo el grito de guerra del piel-roja, el vuelo del águila, el paso cautivador del lince.
¿Nos Liberamos?.

domingo, 20 de octubre de 2013

LA FIESTA DEL AQUELARRE


El filibustero se alzaba en lo alto de una tarima.
¡Míralo! Le hierve la sangre sin corazón cuando el gentío le adula, le alaba.
La reverencia es lo que le place.
La masa gregaria le aplaude sin fin al embaucador, al Cuentacuentos de las mentiras sin verdades.
Desde lo alto de los infiernos habla sin decir nada mientras los acólitos aplauden al festejo de la muerte cerebral.
Se oyen coces, rebuznos, balidos.
La gran masa adocenanada se rinde ante la nada homicida.
El acto se representa sobre el guión previsto y mil veces escrito.
Que continúe el circo.
En la palestra prosigue la función del títere endiosado.
El maestro de la mediocridad.
La marioneta de los amos de la esclavitud entronizada…
El embuste viperino sigue saliendo por esa boca que clama acatamiento, pleitesía, postración.
Todos encadenados gritan ¡Aleluya! Que continúe el baile de máscaras.
Que la hipocresía se convierta en nuestra sacro santa religión de la apariencia con el pan nuestro envenenado de cada día.
Y el robo se hizo ley.
Y el esclavismo se globalizó.
Y la Tierra se va despidiendo ante la mercadeo de la vida ajusticiada.
Y sigue eructando el devorador de carne humana.
El amante del lujo.
El látigo de los que nada tienen porque todo nos ha sido robado.
El necio babeante de los poderosos.
El inculto adorador de patrias privadas.
El sátiro devoto del dinero y vocero del criminal.
La terrorista mano que le alimenta y le da de comer.
Al abrevadero se ha dicho que la masa borreguil aúpe al líder que explota de vomitiva felicidad.
La carrera de bueyes nunca termina en este espacio que hasta el tiempo se consume.
Y de la fiesta del sistema huyo despavorido que de las profundidades siempre hay alguna luz cegadora.
Que me devuelve a la oscuridad del abismo y parece que no hay despeñadero que me salve.
Pero me levanto y me largo fuera de este redil de zombis.
De la inteligencia fallecida.
De la oda a la muerte.
Voy en tu busca amanecer que la noche me quiere engullir.
Que la bala no me mate.
Que no quiero oír la voz del necio lisonjeado por los cabestros.
Ni las mentiras mil veces repetidas que guillotinan la magnificencia que busco en tu mirada.
¿Dónde estás?
Que el fuego acabe con la tribu.
No me quemo, me marcho, me voy.
Busco el Sol y no encuentro el resplandor de tus ojos.
¿Dónde estás?
Bebo el agua de los ríos me alejo de la ciénaga y de los abrevaderos donde aún se oyen los cencerros que tocan a obediencia.
Y prosigo viaje…
En busca de la divinidad que se adivina en tus ojos.

martes, 15 de octubre de 2013

EL SUEÑO ANTINUCLEAR



Yo que iba para bomba antinuclear y poner el mundo de cabeza.
Fue la vida con su mundo y se me merendó.
En las cloacas del martirio fui a parar.
Y ahora no soy más que un indigente que clama en el desierto.
Sin más oasis que aguas ignominiosas que corren por mis venas.
Sin más oficio que el de violador de palabras.
Con mi único sustento que el impago sin contado de arenas movedizas en mis bolsillos sin costura.
Otra vez muerdo la rabia cotidiana para llegar a ser bala y francotirador al mismo tiempo.
Y disparar a la rapiña de esta muerte que devora nuestros mundos fecales.
Reinventarme en pólvora mojada que va cual mortaja hacia la nada cotidiana.
Y volver a ser un espía inadaptado en estas alcantarillas nacionalnarcotizadas de mentes mutiladas.

lunes, 14 de octubre de 2013

DEAMBULANDO POR SUELOS SIN TIERRA


Mi alma que vaga enferma por los días sin mañana que me ven perecer.
Harta de tantos lloros que sin lágrimas vagabundea a ciegas.
Por muertas tierras en busca de las cenizas de mi cuerpo desvencijado.
Allí estaba entre los escombros preso de la angustia y del tormento.
Colonias de ratas y cucarachas tranquilamente roían mi razón devastada.
Ay alma doliente que recompones mi corazón que inaudibles latidos oyes ante el cacareo de la crueldad omnipotente.
Y me voy con las sombras acompañando la soledad desolada.
¿Dónde estás libertad desollada?
Te busco y no te encuentro.
La risa se tiñó de duelo desde que no veo tu rostro borrado del recuerdo.
La luz de mis ojos se perdió y en las tinieblas amaneció.
¿Dónde estás dulce sonrisa?
No te descubro en estos parajes de luces de neón.
No te hallo en este infierno de humanos prostituidos por un plato de consumo diario.
No te percibo en los bosques calcinados de este planeta sin Tierra.
¿Dónde te escondiste mi amor bello?
No te acierto ni en las profundidades de mi recuerdo sin memoria
Te fuiste un inexistente día desnuda con el viento a través del silencio.
Y yo aquí estoy deambulando por las hirientes mentiras que perforan mi vida.
Sin más belleza que mi mano muerta extendida 
Esperando el retorno de tu sonrisa olvidada.

miércoles, 9 de octubre de 2013

LA FLOR NEGRA

Una flor negra yacía en la calle.
Al borde del fin se hallaba cuando la descubrí.
La acuné entre mis manos y en buena tierra a un tiesto fue a parar.
Cada día allá iba yo para darle agua y mil ratos de conversación.
Pero del pequeño renacer hacia la podredumbre se encaminaba.
¿Por qué te vas hacia las tinieblas si ni la lluvia te da tanto manjar como las que te ofrecen a diario mis manos?.
La nada como respuesta.
Las evidencias a mi alrededor las tenía.
Ruidos infernales que apolillaban su tallo.
Poluciones de innombrables defecaciones verbales que tras las pantallas planas narcotizaban mi cerebro, sus pétalos.
La huida fue mi aullido de esperanza.
Corrí tan veloz con mi flor entre las manos que el viento acuchillaba mi cara.
Me sentía libre como un caballo salvaje dispuesto a fallecer para no caer preso entre las riendas de la infinita obediencia.
Nada de jaulas, colmenas, nichos de hormigón que sepultaban su savia.
Fuera reverencias y claudicaciones que atrofiaban mi inteligencia.
Allá en el campo abierto planté la flor lejos de su condena y de su tiesto.
Renació. Volví a sonreír.
Me guardo el grito atronador, de guerra sin tregua y a muerte segura.
Ante la avalancha de la destrucción de escavadoras y lluvia radioactiva que pudiera venir.
El viento acaricia sus negros pétalos que inmensos destellan ante la belleza reencontrada.
El silencio acaricia mi paz, mi libertad, mi pensamiento voraz que se sumerge en la tierra para hallar la fuerza de vivir sin condena.
Llueve.
Otro día más de alimento.
Crece mi flor desafiando al Sol a la espera que el nuevo día siga con la misma bella melodía.
Afilando cuchillos a la expectativa estoy que la muerte calavérica del infierno mundo nos venga a buscar.
Llueve y continúa lloviendo.
Me sumerjo en tu fragancia. Me embriago con tu aroma
Defiendo nuestra preciada y precaria libertad y la risa contagio da
Llueve y no para de llover.

jueves, 3 de octubre de 2013

EL RÍO

Silencio.
Las piedras me ofrecen asiento.
El fluir del río me habla, me parlamenta, me susurra.
Los árboles en movimiento. Los pájaros que salen en estampida.
Son mis compañeros del instante en que abrazo la armonía.
Encuentro la libertad perdida, la paz añorada, la voz pausada de mis pensamientos.
Por momentos soy libre sin sujeciones, ni cadenas que encadenan mi voluntad de ser y mi huida del tener.
Veo como el agua fluye tranquila pero sin descanso ofreciéndome calma, serenidad, belleza, vida toda.
En ocasiones el río, mi compañero, emite un quejido, un alarido de dolor.
El reposo se desvanece, el sosiego buscado se ahoga en sus aguas.
Una vieja lata, un plástico perdido; nos señalan el camino de la destrucción.
Huellas de una civilización incivilizada, de la irracionalidad de la muerte.
Que la inhumana condición extermina la belleza allá por donde pasa.
Mis pensamientos se pierden hacia el retorno a jerarquías aún no exterminadas.
Vueltas hacia las luchas en contra de servidumbres que se eternizan en el tiempo.
De mundos muertos por la ignominia de esclavitudes cada día más mortíferas, más deleznables.
La opresión vuelve sobre mi cabeza. La cárcel que nos amortaja derribar debemos.
Y el río, ¡ay el río!; se desprende de la enfermedad lanzada, se aleja la escoria  que pronto retornará deformando, envileciendo, enfermando su esencia.
Detengo el tiempo que corre acercándonos a un fin eternamente visto.
Cierro los ojos y escucho el deambular del viento, el canto pausado del río.
Vuelvo a cabalgar en el silencio y la libertad que me da este rincón de la vida aún no ultrajado, en lucha sin tregua por su supervivencia.
Me escapo, me voy, me despido, lloro, lamentos, tristeza por un adiós que no comprendo, que no asumo.
Una sonrisa.
El crepitar de las piedras me espera. El chapoteo del agua me reclama.
Caminar para volver sin más lejanía que el infinito que vuelve sobre mis pasos.
Y allí encontraré, de nuevo, la paz perdida que mi espíritu magullado espera reencontrar.
Me abstraigo allá donde me halle y escucho la quietud, el parloteo sabio que el río me transmite a la espera de volver a acariciar su líquida alma.